Apoyo Caninata Fundación SALVA – Noviembre 24

Descripción de la actividad

🌿✨ En las ondulantes colinas de Oicatá, un pequeño rincón de Boyacá, yace un santuario de amor y devoción hacia nuestros amigos de cuatro patas. Allí, en la Fundación SALVA, se alza un refugio donde más de 100 corazones peludos aguardan pacientemente por un gesto de cariño, un paseo bajo el cálido sol que abraza sus pelajes.

La misión es clara: darles a estos leales compañeros un respiro de la rutina del refugio, sumergirlos en un mundo de aventura y afecto que solo puede ofrecer el abrazo de la naturaleza. Y así nace una actividad que va más allá de simplemente caminar con los perritos; es una experiencia que fusiona la emoción de la exploración con el altruismo más puro.

Los voluntarios se reúnen en la entrada de la fundación, con corazones palpitando con la anticipación de las maravillas que están por descubrir junto a sus compañeros de paseo. Cada perro, con su historia única y su mirada ansiosa, aguarda con la esperanza de que este sea el día en que un alma amable los elija para compartir un instante de felicidad.

Los lazos se forman rápidamente mientras los voluntarios se ponen en marcha, siguiendo los caminos a través de exuberantes campos y bosques susurrantes. Los ladridos de alegría y los saltos juguetones llenan el aire, mientras los perros corren y exploran.

Cada paso es una nueva aventura, una oportunidad para descubrir un mundo de aromas y sonidos que solo la naturaleza puede ofrecer. Y en medio de este viaje, los corazones humanos se llenan de gratitud por la oportunidad de ser cómplices en la búsqueda de alegría y libertad para estos fieles amigos.

Al regresar al refugio, las sonrisas que adornan los rostros de los voluntarios son tan brillantes como el sol que se oculta en el horizonte. Porque en cada paso dado junto a estos maravillosos compañeros de cuatro patas, se ha tejido un vínculo indestructible de amor y complicidad.

Así es como una simple caminata se convierte en un acto de bondad transformador, dejando una huella imborrable en el corazón de cada voluntario y, sobre todo, en las almas agradecidas de los peludos residentes de la Fundación SALVA. Porque juntos, han creado un capítulo de esperanza y felicidad en el cuento de sus vidas.